Cuando se trata del verano, es casi inevitable que pasemos algún tiempo bajo las incandescentes llamas del sol. Como ya te lo hemos dicho antes, es importante aplicar y re-aplicar (y volver a aplicar una vez más), un protector solar antes de irte a la playa o la piscina (o todos los días, si nos vamos a poner rigurosos), ya que tu piel aún puede estar sujeta a algún daño solar. Así que ya lo sabes, vas a necesitar más que solo cuidado preventivo para mantener tu piel sana durante los meses de verano.
Lo esencial
En primer lugar, enfócate en lo importante: hidratar, hidratar, hidratar. Beber mucha agua siempre es un buen hábito y más si estás al sol varias horas al día. Si tiendes a distraerte, no te preocupes, ¡hay muchas aplicaciones que te recuerdan que debes tomar agua durante todo el día!
¡Deshazte de las impurezas!
Ahora que hemos cubierto los conceptos básicos, pasemos a la rutina. Comienza asegurándote de haber eliminado todas las impurezas (incluidos todos los rastros del protector solar que has estado utilizando durante todo el día. Porque lo has hecho, ¿verdad?). Para eso, debes comenzar con una buena ducha, ni muy caliente ni muy fría, para vaporizar tus poros suavemente, antes de utilizar un limpiador suave. Recuerda: el sol irrita tu piel, por lo que debes cuidarla como el tesoro que es. Para deshacerte de la piel muerta (y créeme, tienes mucha), puedes usar un producto exfoliante, siempre que sea delicado.
El protagonista del show
Ahora es el momento del espectáculo principal: una loción hidratante para después del sol. ¿Sabías que el aloe se puede usar para reparar la piel seca, gracias a sus propiedades calmantes? ¡Es tu mejor aliado natural en la guerra contra la deshidratación después del sol!
¡Rutina terminada! Ahora puedes ir a tomar sol con toda confianza, sin tener que pensar en que tu piel estará pidiendo ayuda cuando termines.
