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Septiembre 2020 | Fitosanidad

Recomendaciones para un manejo integral

Plagas y enfermedades ponen a prueba a los productores de cítricos

Los productores de cítricos colombianos han adoptado un enfoque preventivo para mitigar el avance de la enfermedad denominada Huanglongbing (HLB), que ocasiona una reducción de la producción y la posterior muerte de los árboles infectados. Además están muy pendientes de las plagas y enfermedades con las que conviven hace años, como la antracnosis y el complejo acaro, ya que algunas han adoptado un comportamiento más agresivo. Para Jorge Ivan Díaz, asistente técnico de citricultores del Eje Cafetalero, la clave está en un control integral que considere los estados fenológicos y la nutrición.

Miriam Romainville Izaguirre

El interés de los citricultores colombianos de continuar posicionándose como proveedores del mercado internacional los obliga a ser más rigurosos con el control de plagas y enfermedades en todos los procesos productivos, sobre todo después de la aparición de la enfermedad denominada Huanglongbing (HLB), que golpea la producción y ocasiona la muerte de los árboles infectados. “El HLB sí podría poner en jaque la productividad de los cítricos, se está intentando retener la enfermedad en los departamentos del norte, como La Guajira, Atlántico, Magdalena, Bolívar, Cesar y Norte de Santander es incierto el panorama”, señala Jorge Ivan Díaz, asistente técnico de citricultores del Eje Cafetalero.

Jorge Ivan Díaz, asistente técnico de citricultores del Eje Cafetalero. (Crédito: Jorge Ivan Díaz)

El Huanglongbing (HLB) es una de las enfermedades más peligrosas de la industria de cítricos a nivel mundial, tiene como vector al insecto Diaphorina citri Kuwayama. Solo en EE UU se calcula que esta enfermedad causa pérdidas anuales que bordean los US$330 millones. La primera vez que se identificó la bacteria Candidatus liberobacter sp., causante de la enfermedad HLB, en el insecto fue en el 2015, en la Guajira. En el 2016 se declaró cuarentena fitosanitaria por la presencia de la enfermedad en árboles de cítricos en dicho departamento, cuatro años después la enfermedad ya está en los departamentos Guajira, Atlántico, Magdalena, César, Bolívar y Norte Santander. Los seis departamentos del norte concentran el 11% de las áreas citrícolas del país, lo que significa que alrededor de 11,000 ha son vulnerables al HLB.

Díaz explica que la enfermedad afecta los ejes vasculares, específicamente el floema, vía por la que circula los nutrientes de la planta. Eso evita que el árbol se nutra y alcance sus niveles normales de reservas. El HLB, también conocido como enverdecimientos de los cítricos, además ocasiona la disminución del peso del fruto, el aumento de la acidez del fruto, la disminución del porcentaje del jugo y la posterior muerte del árbol. “Es una enfermedad que mata en el tiempo. Según estudios en Brasil, la enfermedad puede vivir por cinco años, solo que cada año el árbol va perdiendo su capacidad productiva hasta que por último muere”, anota el asistente técnico de citricultores del Eje Cafetalero.

El síntoma inicial del HLB es el amarillamiento de una rama que se destaca contra el verde del resto del árbol, en ocasiones se puede confundir con deficiencias de micronutrientes como el zinc (Zn), hierro (Fe), calcio (Ca), magnesio (Mg), manganeso (Mn) y cobre (Cu). Los efectos más críticos de la enfermedad están vinculados a la caída prematura, la coloración invertida, frutos pequeños, deformes y con un mayor engrosamiento de cáscara, así como semillas atrofiadas y frutos que pierden su valor comercial por ser amargos.

Aunque aún no se han detectado casos de HLB en Caldas, Díaz indica que se están adoptando estrategias preventivas para mitigar riesgos. En esa línea, las organizaciones de productores han orientado sus esfuerzos a realizar monitoreos del insecto vector y verificar cualquier anomalía. También se usan trampas pegajosas amarillas, instaladas en la periferia de los predios, que están georeferenciadas. “Se ha establecido una trampa por cada 3 a 4 hectáreas. Cuando iniciamos el muestreo era un poco más amplio la distancia, pero se ha reducido para tener mayor contacto con el insecto”, detalló Díaz. Además las autoridades fitosanitarias recomiendan la liberación del parasitoide Tamarixia radiata, agente de control biológico de los estados inmaduros del insecto vector Diaphorina citri, y del controlador biológico llamado Chrysopa, depredador eficiente del insecto vector.

Díaz agrega que se debe optar por un manejo integrado del HLB, que considere la nutrición, para mitigar el impacto de la enfermedad, conocida también como enverdecimiento de los cítricos. Según un estudio de la Universidad Nacional de Colombia, los cítricos absorben nutrientes durante todo el año, pero la absorción es más acentuada durante las etapas de floración y formación de fruta. El calcio (Ca) es el elemento más abundante en las partes vegetativas de la planta, seguido por el nitrógeno (N), potasio (K), magnesio (Mg), azufre (S) y fósforo (P). Sin embargo, el N y el K son los más abundantes en el fruto.

El HLB está contenido a la fecha en seis departamentos de Colombia. Para retrasar su avance se ha hecho uso de trampas.

Un adecuado manejo nutricional debe tomar en cuenta el manejo del suelo, ya que los nutrientes que reciba el suelo contribuirán a definir la calidad de los cítricos. Por ejemplo, el nivel del potasio del suelo se suele correlacionar con el contenido de vitamina C, el nitrógeno mejora el contenido de jugo, la acidez, mientras el fósforo favorece la coloración de los frutos. Los suelos ácidos también requieren ser corregidos, aumentando el contenido de bases totales en el suelo como mínimo hasta el 70%, según el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.

En Colombia los productores de cítricos requieren de enmiendas para mejorar las propiedades físicas y químicas de suelos complicados. Por ejemplo, en el caso de los cítricos sembrados en suelos muy arcillosos se genera pudrición radical y pérdidas de entre el 10% a 30% de la población en los primeros años. Para mejorar los suelos con alto contenido de arcilla y de magnesio, el asistente técnico sugiere la aplicación de enmiendas de fosfoyeso, silicatos de calcio y sulfato de calcio, acompañado de fertilizaciones enriquecidas en fósforo, en potasio y calcio. Las recomendaciones de fertilización deben considerar las condiciones edafoclimáticas de cada plantación o huerto con base en los análisis de suelos y foliares.

En Colombia se tiene algunos portainjertos, que además de aportar características deseables y ser resistentes a las principales enfermedades sistémicas, tienen una mejor adaptación a problemas físicos-químicos del suelo. “Los patrones que más manejamos en Colombia son Volkameriana, Sunki x English y CPB, detalla Díaz. El patrón Volkameriana es un híbrido de limón tolerante a las principales enfermedades de los cítricos como el virus de la tristeza de los cítricos (CTV), xiloporosis, exocortis (CEV) y Phytophtora. Se adapta bien a los suelos de los Llanos Orientales, de acuerdo al ingeniero Guillermo Adolfo León, de Agrosavia.

Antracnosis y botrytis, las principales enfermedades

Dos son las principales enfermedades que afectan a los cítricos en Colombia: la podredumbre gris o Botrytis cinerea y la antracnosis, causada por el hongo fitopatógeno Colletotrichum Sp. “Si no se hace un control adecuado de la antracnosis podemos perder desde el 50% hasta 80% de floraciones”, advierte el asistente técnico de citricultores del Eje Cafetalero, tras indicar que el proceso de floración en cítricos es de alrededor de un mes y se da en tres etapas. Ambas enfermedades afectan directamente a las flores y disminuyen el volumen total de fruta a generarse.

Tostado en mandarinas. El complejo de ácaros se maneja de forma integrada para mitigar el impacto y el daño en la fruta.

Para el control eficiente de la Botrytis Sp. se debe emplear una estrategia preventiva ejecutando medidas culturales como podas de aireación y luminosidad, continuando con la aplicación de fungicidas en momentos indicados de la fenología de la flor. Díaz remarca que la protección estará condicionada por el tipo de floración.  “No todas las floraciones se deben proteger. Por ejemplo, en un árbol adulto que genere entre 40,000 a  60,000 flores por estrés después de una época seca, no es conveniente protegerla en su totalidad, debido a que generaría altos porcentajes de cuajamiento y competencia entre los frutos en el momento del llenado, lo que generaría frutas de bajos calibres y delgadas. Nosotros hablamos que en cítricos los porcentajes de cuajamientos naturales son del 3% a 5% de una floración, ya cuando entramos a hacer paquetes de protección podemos subir hasta 10% al 15%”, sostiene Díaz.

La antracnosis es una enfermedad que provoca lesiones necróticas con características color oscuro y marrón, las cuales afectan botones florales y frutos, provocando su caída prematura. “Nosotros controlamos la antracnosis con aplicaciones foliares en un momento fenológico de la flor ideal. Realmente no tenemos tantos problemas de antracnosis en frutos, la limitante se da en flor”, dice Díaz. El especialista anota que en el caso de algunos productores han optado por proteger las flores de los cítricos a través de un grupo de fungicidas como Basillus subtilis, ciproconazol, tebuconazol, azoxystrobin, benomil, mancozeb. Las protecciones siempre deben ir complementadas con micronutrientes como el zinc (Zn), el boro (B) y el calcio (Ca), que contribuye a aumentar los porcentajes de cuajado y a que se dé un buen proceso de polinización.

Aumenta presencia de ácaros

El asistente técnico de citricultores del Eje Cafetalero advierte que ha aumentado la presión de algunos ácaros del complejo, en especial del ácaro blanco (Polyphagotarsonemus latus) el ácaro tostador (Phyllocoptruta oleivora) y la arañita roja (Tetranychus urticae). El manejo fitosanitario de los citricultores está enfocado en un manejo integrado con  el uso de controladores biológicos y químicos y manejos culturales a tiempo, teniendo en cuenta la fenología de la plaga. “En el caso de plagas la mayoría ataca en estados fenológicos de brotación. Por eso los monitoreos son claves para poder llegar a mitigar esos procesos de forma preventiva”, remarca Díaz.

Sobre en qué momentos el productor debería tener especial cuidado del ácaro, Díaz explica que en el caso del ácaro blanco esta plaga se hace presente en los primeros estados fenológicos de la fruta, es decir en la formación de los terminales y en la etapa fenológica F1 (Canica) y F2 (Pimpom). “Estos son los puntos más críticos en los cuales se debe incrementar los controles, con unos umbrales establecidos”, anotó Díaz. Para el caso del ácaro tostador, esta plaga ataca a la fruta en estado fenológico F2 (Pimpom) y F3 (Tennis), hasta que el fruto alcanza la madurez fisiológica. Díaz añade que el ácaro blanco tiene un ciclo de 3.2 a 5 días, mientras el ácaro tostador tiene ciclos de 7 a 10 días, lo que denota rapidez en la capacidad de reproducción de la plaga y superposición de los ciclos reproductivos de dichos insectos.

Para Díaz la forma más efectiva de controlar la población de ácaros es a través de  monitoreos a tiempo y de un buen manejo integrado, donde se utilicen estrategias de mitigación temprana con productos repelentes, biológicos o químicos si es el caso. No obstante, debido a la resistencia que se ha generado en la mayoría de ácaros, los citricultores se han visto en la obligación de hacer rotaciones de moléculas  de afectación al sistema respiratorio, crecimiento, desarrollo y sistema nervioso de la plaga de la plaga para evitar dicha resistencia.