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Mayo 2020 | Noticias

La clave fue la aplicación de la metodología Smart

Un nuevo proyecto permite reducir a la mitad el agua y abono en el cultivo de cítricos

Reducir a la mitad el agua necesaria para el cultivo de cítricos y hasta un 60% la cantidad de abono empleado. Estos dos resultados lo ha conseguido un equipo de la Universitat Politècnica de València (UPV) junto con la empresa Frutinter, como parte de un proyecto en el que han estado trabajando a lo largo del último año y que puede suponer una revolución para el futuro del sector. Derivado de este proyecto, la Cátedra Frutinter de la UPV trabaja además en conseguir un sello pionero a nivel mundial que certifique la huella de nitrato, un concepto novedoso que va más allá de la huella de carbono.

El nuevo proyecto arrancó en mayo de 2019, en el marco de la Cátedra Frutinter de la UPV y bajo la coordinación del profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural, Pedro Beltrán, iniciándose una experiencia piloto en una finca situada en Onda (Castellón). La clave ha sido la implantación de la metodología SMART.

La Cátedra Frutinter hizo una revisión exhaustiva de las tecnologías existentes a nivel mundial, con una idea clara: utilizar tecnologías innovadoras, pero en un contexto operativo. No se trataba de hacer un proyecto piloto innovador desde un punto de vista científico, sino de resolver una problemática real, en un contexto real y a unos costes asumibles por el sector citrícola. En este escenario se escogió implantar la metodología SMART.Y los resultados que hemos obtenido han sido espectaculares”, destaca Pedro Beltrán, director de la Cátedra Frutinter, adscrita al centro de investigación ACUMA de la UPV.

MEJORA EN EL RENDIMIENTO

Además de la reducción del agua y abono empleados, el proyecto ha permitido incrementar notablemente el rendimiento de la parcela, produciendo entre 8.000 y 10.000 kilos/ha de naranjas más. Y ha mejorado también el calibre de la fruta, que es más uniforme, lo que facilita su salida comercial. “Todo esto conlleva un beneficio económico importantísimo para los agricultores. Con menos gasto en el riego y en abono, hemos conseguido mucha más producción”, incide Pedro Beltrán, quien destaca además que trabajan ya en la aplicación de la metodología Smart a otros proyectos con otros cultivos.

El proyecto ofrece también importantes beneficios poscosecha, que se traducen en una fruta equilibrada de calidad, pero también medioambientales y de sostenibilidad, “ya que al evitar el drenaje y el lixiviado de nitratos –derivado del menor uso de abono- evitamos la contaminación de las masas de agua de subterránea”, destaca Beltrán. Así, junto con una certificadora, la Cátedra Frutinter de la UPV está desarrollando los protocolos para conseguir el sello de certificación de la huella de nitrato.

METODOLOGÍA SMART EN EL SECTOR

La agricultura Smart es una metodología que, mediante la integración de una red de sensores en campo y sensores remotos (especialmente teledetección espacial), caracteriza la variabilidad espacial y temporal existente en las fincas con el objetivo de mejorar la información agronómica con que se toman las decisiones de manejo (riego, fertilización…). Toda esta información se puede consultar en el WebGis, una herramienta en la que se recogen los datos registrados por esa red de sensores. “Nos permite conocer, en tiempo real, los desarrollos vegetativos, estrés, una previsión microclimática de la finca y toda aquella información necesaria para obtener un diagnóstico preciso de lo que ocurre en nuestra finca y adecuar el riego y la fertilización a las condiciones que se están produciendo”, destaca Pedro Beltrán.

Sobre el momento actual, el director de la Cátedra Frutinter destaca que el sector agrario se vuelve a reconocer como lo que es, un sector básico e imprescindible que garantiza el abastecimiento de alimentos a la población. “Y aunque tiene permitida la actividad, también tiene limitada su capacidad de movimientos, por lo que contar con información efectiva y fiable de los campos, permite reducir los desplazamientos y mejorar las decisiones agronómicas, haciéndolas más rápidas y eficientes”, concluye Pedro Beltrán.