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Noviembre 2020 | Otros Cultivos

Industria colombiana del clavel

Según Ceniflores, el clavel representa el 15% de las exportaciones de flores en Colombia, y para crear una variedad comercial un obtentor o breeder tarda entre 5 y 7 años. Para Estados Unidos, los claveles colombianos representan el 98,9% del total de las importaciones de esta variedad, siendo San Valentín y el Día de las Madres las fechas en las que se presenta un aumento considerable del consumo de estas flores.

Andrés Gómez Galiano

Colombia concentra su mayor producción de claveles en el departamento de Cundinamarca, donde se ubica el 98,1% de las casi 900 hectáreas que tiene el país. Las principales empresas obtentoras y comercializadoras de esta especie se ubican en la Sabana de Bogotá, en función al clima y a factores logísticos, como es la cercanía al Aeropuerto El Dorado, lo que permite que la floricultura sea un negocio rentable.

Oliver Becerra, director de producción, Hilverda Kooij.

Según el “Boletín sobre Claveles” del 2018, elaborado por Asocolflores, los envíos de claveles colombianos superaron los 226 millones de dólares, equivalente al 16,9% del total de toneladas de ornamentales exportadas en ese año. Únicamente fueron superados por la rosa, la cual registró más de 333 millones de dólares en exportaciones.

Según el mismo documento, los claveles colombianos conquistaron Estados Unidos, a donde llegaron más de 20 mil toneladas, avaluadas en 97 millones de dólares. En segundo lugar, está el mercado japonés con 7.266 toneladas de claveles, seguido por Países Bajos (3.417 t), Polonia (1.996 t), España (1.898 t), Reino Unido (1.788 t), Canadá (1.606 t), Rusia (1.315 t), Panamá (732 t) y Alemania (345 t).

La floricultura en Colombia es una industria que exporta alrededor de 43 mil toneladas de claveles al año. Los picos más altos de envíos son fechas especiales, como San Valentín y el Día de la Madre, donde el principal consumidor del producto es Estados Unidos.

Uno de los retos comerciales del sector es avanzar en la cadena pasando de los importadores a los mayoristas (wholesalers en inglés), que son quienes atienden directamente al florista y están distribuidos en todo el territorio de Estados Unidos y Canadá, importantes mercados para la floricultura colombiana.

Pero en paralelo la industria del clavel colombiano debe trabajar día a día para mantener libre de plagas y enfermedades a sus cultivos o del efecto de heladas, ya que según la época del año enfrentan amenazas de diferente tipo. Es así que en época de verano predominan plagas como trips y ácaros, mientras que tiempo de lluvia prevalecen los hongos como Botritys (botritis) y Fusarium (fusarium). Para controlar estos problemas fitosanitarios, los productores implementan programas MIPE, Manejo Integrado de Plagas y Enfermedades, que les permiten disminuir las pérdidas de producto, pero que representan un alto costo y son demandantes de mano de obra.

El clavel colombiano es un producto que se ha consolidado en los mercados mundiales, por lo que hoy día la industria cuenta con obtentores internacionales de nuevas variedades, quienes desde la mejora genética buscan aumentar la competitividad del sector. En Colombia se han establecido compañías tales como BreierCross, Danziger, Dümmen Orange y Hilverda Kooij, las cuales han desarrollado un sinnúmero de variedades, no solo de clavel, sino de otros tipos de Dianthus (género al que pertenecen los claveles), resistentes -por ejemplo- a enfermedades de gran impacto en la industria, como el mencionado Fusarium.

ASÍ SE MUEVE EL CLAVEL COLOMBIANO

Variedad de clavel Raffine.

Según el gremio Asocolflores, el principal destino de los claveles colombianos es Estados Unidos, con más 105 millones de dólares en exportaciones, seguido por Japón, Países Bajos, Reino Unido, Alemania y Rusia. Asimismo, conforme con datos del 2018, suministrados por Asocolflores, Colombia fue el país que exportó la mayor cantidad de claveles superando al mercado holandés, turco y chino.

Colombia tiene más de 7.600 hectáreas de flores sembradas, según Asocolflores, siendo la rosa (33,5%), la hortensia (20,5%), el crisantemo (12%) y el clavel (11,6%) las especies que más se cultivan en el país.

Debido a que el clavel es de las especies que más consumen los mercados internacionales y representa el 15% de las exportaciones de flores en Colombia, los ocho mejoradores que trabajan en el país se han dado a la tarea de buscar variedades que tengan impacto positivo en sus clientes.

Por ejemplo, la empresa holandesa Hilverda Kooij tiene en su catálogo claveles, mini claveles y los Sparkz. Estos últimos son variedades de Dianthus (familia a la que pertenecen los claveles) los cuales tienen como característica ser más robustos que un clavel convencional, siendo más resistentes a enfermedades como el Fusarium. La casa Hilverda Kooij tiene entre sus Sparkz las variedades Raffine y Solomio.

El Solomio, a pesar de verse físicamente distinto a un clavel, su producción, riego y manejo es igual. Es una variedad cuyo material vegetal se exporta a países como México y Ecuador, pero el principal comprador es el mercado colombiano. En el caso de los Raffines, es una variedad que puede tener hasta 64 flores, las cuales todas son diferentes, no hay una igual a otra, y puede durar más de 30 días en florero.

“Para nosotros una alta duración en florero es importante en términos logísticos y de ‘marketing’, ya que aumenta la probabilidad de tener el producto exhibido en los supermercados por mucho tiempo y que más personas lo vean y lo compren. Adicionalmente, es una variedad que por su duración se vende cerrada o abierta, según el gusto del cliente, por lo que es una ventaja para nosotros como mejoradores porque el mercado es mayor”, asegura Oliver Becerra, director de producción de Hilverda Kooij Colombia.