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Noviembre 2020 | Otros Cultivos

Focalización, innovación y tecnología

Floricultura en tiempos de pandemia: Crece la necesidad de buscar nuevas oportunidades comerciales

Las agroexportadoras dedicadas al cultivo de flores han empleado diversas estrategias para hacer frente a la pandemia y compensar las restricciones de vuelos, desde optimizar su logística, apoyarse en supermercados y realizar más envíos marítimos. Las previsiones apuntan a que el sector floricultor de Colombia buscará realizar trabajos de hibridación, consolidar los mercados existentes y afianzar sus campañas de marketing para apuntalar su crecimiento en el mediano plazo.

Por Miriam Romainville Izaguirre                                                Fotos: Asocolflores

Resiliencia es quizás la palabra que podría describir al sector floricultor de Colombia, el segundo país exportador de flores del planeta, con ventas anuales en el 2019 cercanas a US$1,500 millones. Pese a la caída de la demanda registrada en 2020, debido en parte a las cancelaciones de órdenes y restricciones de vuelos derivados del Covid-19, el sector busca encaminarse hacia nuevas oportunidades comerciales que le permitan continuar consolidándose y hacer frente a países productores como Holanda, Ecuador, Kenia y Etiopía.

“Marzo y abril fueron los meses más difíciles, luego llegó el Día de la Madre y hubo una demanda alta. Después de esa fecha la demanda se ha mantenido ‘aceptable’, pero julio fue particularmente bueno. Si bien a agosto hemos registrado una caída de 8% en ventas acumuladas, hay que tener en cuenta que los promedios son engañosos. Todo depende de a qué mercado y a qué canal le vendo”, anotó el presidente ejecutivo de la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores), Augusto Solano Mejía.

LA LOGÍSTICA COMO FACTOR CLAVE

El primer golpe que sintieron los productores de flores, tras confirmarse la pandemia, fue la restricción de los vuelos. Dada la relevancia del transporte aéreo —92% de las flores colombianas se exportan por vía aérea, según cifras del DANE en el 2019—, las principales exportadoras tuvieron que lidiar con el aumento del precio de los fletes y se vieron obligadas a optimizar aún más su logística para compensar la menor disponibilidad de aviones de carga. “Eso es un reto hacia adelante, no hay capacidad y el costo es alto”, advirtió. En esa línea, Solano explicó que persiste la incertidumbre debido a que se espera que la capacidad de los vuelos esté orientada a las vacunas, una vez que éstas estén aprobadas y cuenten con el respaldo de la comunidad científica. “Cuando aparezcan las vacunas se va a generar una situación del transporte de carga complicada”, indicó, tras señalar que una alternativa podría ser el uso de vuelos chárter.

El sector floricultor de Colombia tiene a EE UU como su principal mercado.

El presidente ejecutivo de Asocolflores agregó que en su momento hubo dificultades para enviar flores a Japón y Corea del Sur, sin embargo, la demanda en dichos países se ha empezado a reactivar. “Donde ha habido más dificultades es en los envíos hacia Europa y EE UU, porque se ha incrementado la demanda y no ha habido vuelos adicionales”, explicó. Para compensar las restricciones de vuelos algunas compañías han optado por realizar envíos marítimos de claveles y pompones, flores que tienen más resistencia durante los largos días de tránsito vía marítima.

– ¿Qué hace falta para aumentar los envíos marítimos de flores?

– El año pasado se exportó un 8% de las flores por vía marítima. Este año bajó un poco por la pandemia, como se demora tanto la flor hay que planear con mucho tiempo. A Inglaterra se demora 15 días, a Japón 25 días. No todas las especies de flores resisten el tránsito por vía marítima, además la flor hay que prepararla. Más que todo se envían claveles, algo de pompones y de astromelia. El clavel es el que más resiste. Algunos exportadores dicen que, además, han mandado rosas a Rusia, pero debe ser muy poco porque la rosa es muy delicada, mucho más compleja.

Augusto Solano Mejía, presidente ejecutivo de la Asociación Colombiana de Exportadores de Flores (Asocolflores).

– Entre los principales inconvenientes, el primero es el transporte interno. Las carreteras en Colombia -hacia los puertos- no son muy buenas, lo otro es poder planear con anticipación. Eso es una decisión que tiene que tomar cada empresa. Eso tiene muchas dificultades, porque si usted pierde un barco incumple a su cliente ya que el próximo barco no pasa al siguiente día. Ese es un asunto que algunos lo saben manejar, hay una compañía acá que se ha programado para eso y que puede mandar cerca de un 60% por vía marítima. Los otros mandan cantidades más pequeñas. No cualquier empresa pueda llenar un contenedor. El envío vía marítimo al final depende mucho de las circunstancias, de qué está pasando con el flete aéreo.

– ¿Qué retos observa en el transporte vía aérea de flores?

– A veces por vía área se presentan problemas para hacer transbordos. Eso ha sido uno de los principales problemas ahora que estamos incursionando en el mercado chino. El manejo de la flor -cuando se hace el transbordo- no es bueno, el reto es conservar la cadena de frío. Hay algunas tecnologías que suben los costos, pero traen consigo mejoras, permitiendo mantener la cadena de frío. Las cajas antes de salir les hacen un enfriamiento por dentro y eso hace que la flor se conserve mejor. Eso ayuda, no solo a la calidad de la flor, sino a prevenir ciertas enfermedades.

CAMPAÑAS DE PROMOCIÓN PARA INCENTIVAR EL CONSUMO

La pandemia restringió algunos de los canales de venta de flores en los primeros meses: en un inicio los retailers se vieron limitados en su capacidad logística y priorizaron productos de primera necesidad, mientras las florerías tardaron un poco en adaptarse e implementar canales de venta online. Para incentivar el consumo los exportadores de flores decidieron apostar, además, por campañas de promoción y unirse a otros países productores. El objetivo fue valorar a las flores como elementos que impactan en el estado anímico de las personas, y no solo como regalos que se otorgan en fechas específicas del año.

– ¿Cómo ha variado la exportación de flores en el marco de la pandemia?

– A la gente le ha ido bien o mal, dependiendo de a qué mercado le venden y por qué canal. Si le vendo a supermercados de EE UU probablemente me ha ido muy bien, si le vendo a eventos, como matrimonios, me ha ido mal porque eso no se ha vuelto a abrir. Matrimonios de 500 personas no se están haciendo en ninguna parte del mundo, ni convenciones. Las floristerías -que estuvieron cerradas en marzo- se abrieron, ese canal se ha recuperado. Las ventas online de esas floristerías han crecido mucho, para el Día de la Madre en Inglaterra las ventas online, en general, se multiplicaron por cinco. Entonces hay una reorganización.

La demanda en EE UU -en verano- también se mantuvo. La gente no salió de vacaciones, como se quedaron en casa la demanda fue muy superior en muchos sitios. Por ejemplo, en el Midwest -en el verano- es usual que algunos supermercados cierren, pero en esta ocasión permanecieron abiertos. Hubo un momento en que los supermercados, allá por abril, pararon las compras de flores, no porque no hubiera demanda, sino porque sus centros de distribución colapsaron. La gente empezó a provisionarse tanto de comida, productos primarios de aseo y limpieza, que tuvieron que dedicar sus centros a abastecer esos productos, pero después que se restableció, la demanda de flores mejoró.

El sector floricultor optó por estrategias de marketing y optimizar su logística para hacer frente a la pandemia.

– ¿Cómo compensar las cancelaciones de órdenes y continuar haciendo atractivo al sector para el consumidor?

– Siempre hemos buscado destacar el impacto emocional de las flores. Las flores traen energía, ayudan a alegrar los ambientes. Esto lo hemos empezado a promover junto a todas las asociaciones americanas. Nos hemos estado reuniendo y empezamos a hacer un piloto en Michigan por radio. La campaña Smile and Hugs ha tenido éxito y lo vamos a tratar de replicar en otros estados. La idea es asociarse con la asociación local de floristería.

Nosotros estamos en todas las asociaciones y a través de una asociación europea estamos buscando fondos en la Unión Europea para hacer una campaña más grande de promoción al consumo de flores. Tenemos un producto maravilloso, sin embargo, es el producto menos promocionado si se le compara con lo que invierte la competencia. Me refiero a chocolates, perfume, vinos, la promoción en esos casos es inmensa. Holanda sí hizo una campaña de mayor alcance en octubre.

– ¿Dónde observan potencial de crecimiento para las flores?

– Europa tiene un consumo per cápita alto de flores, pero EE UU no. El estadounidense es un consumidor de flores para ocasiones, San Valentín, Día de la Madre, cumpleaños. El norteamericano no está acostumbrado a comprar flores para sí mismo. Además, según estudios, solamente el 30% de hogares estadounidenses compraba flores. Entonces hay un potencial muy grande, pero como se sabe, cambiar el hábito es muy difícil. El otro reto grande es cómo venderle a las nuevas generaciones. Hoy en día puede que los mayores consumidores de flores sean baby boomers o gente de otras generaciones, pero ¿qué pasa con las generaciones X, Y, Z? Ellos están muy enfocados en la tecnología. Hay que tener un enfoque de cómo llegar a ellos y mostrarles los beneficios de las flores. Además, se debe considerar que la gente es más sensible a cómo se producen las flores, temas como el sello Florverde® van a adquirir más importancia.

EE UU AUMENTA SU RELEVANCIA COMO DESTINO PREDILECTO

En las últimas décadas Colombia ha logrado consolidarse como exportador de flores. Teniendo como principales especies exportadas a las rosas, clavel, crisantemos, astromelias, hortensias y lirios, que en conjunto representan aproximadamente el 60% de lo que exporta anualmente el sector floricultor. Solo en el 2019, el país logró envíos por US$1,500 millones a 100 países y el 60% de esos envíos se realizaron durante el primer semestre del año.

En el marco de la pandemia algunos destinos disminuyeron su presencia, y en contraposición aumentó la relevancia de EE UU como mercado destino. Esto respondió principalmente a la fortaleza de los supermercados, que demandaron grandes volúmenes y se mantuvieron operando tras una breve pausa. En el mediano plazo, el presidente ejecutivo de Asocolflores estima que el país se enfocará principalmente en consolidar su presencia en los destinos a los que ya llega, como Japón, Reino Unido y Alemania.

Exportaciones de flores según mercado. En millones de US$ -Enero a agosto 2020

– ¿Ha variado el peso que tenía algún mercado de destino por la pandemia?

– La industria colombiana empezó exportando el 100% a EE UU. Con el tiempo se fue diversificando, hasta llegar a representar un 75%. El segundo puesto en mercados destino, en ocasiones fue Inglaterra, Rusia, ahora es Japón. Con la pandemia se volvió a fortalecer la presencia de EE UU y hoy en día el 80% de flores tiene como destino ese mercado.

– ¿Hay algún mercado al que les interesa ingresar?

– Llegamos a 100 países. Nuestro mercado natural es EE UU y a pesar de que es bueno diversificar ese mercado todavía tiene oportunidades muy grandes. EE UU es nuestra columna vertebral y así debemos entenderlo. No obstante, nuestra meta que es poder entrar a China, pero creo que con los mercados destino que tenemos es suficiente, mientras los conservemos. Japón es un mercado muy importante y que queremos fortalecer. Hoy en día somos el principal origen de flores para Japón, antes Malasia le vendía mucho crisantemo y hemos logrado meternos con crisantemos a Japón. Corea del Sur es un mercado pequeño, pero estamos bien, ha habido buena acogida y en el Día de la Madre las ventas han sido buenas. Es decir, EE UU, Inglaterra y Alemania son mercados que importan más de US$1,000 millones al año, en EE UU tenemos buena presencia, en Inglaterra y Alemania muy baja. Ahí hay un potencial enorme, pero allí está Holanda y Kenia, ese es su territorio. Eso tampoco es tan fácil.

MÁS TECNOLOGÍA Y EXPLORACIÓN DE OPORTUNIDADES

Asocolflores prevé que se desarrolle una línea de negocios de hibridación, para crear nuevas variedades de flores.

Desde rosas, claveles, hasta crisantemos y astromelia. La diversidad de especies adaptadas a Colombia, así como las óptimas condiciones climáticas, le dan al país una ventaja competitiva frente a otros países productores. A futuro el presidente ejecutivo de Asocolflores prevé que se desarrolle un nuevo segmento de negocio que involucre la hibridación, se incorpore más tecnología en invernaderos y se optimice el manejo fitosanitario de las flores.

Uniformar los programas fitosanitarios y adoptar las mejores prácticas es todo un reto si se considera la distribución de unidades productivas de Colombia. De acuerdo con Solano, las grandes empresas pueden tener entre 800 a 1,000 ha, mientras las pequeñas empresas pueden bordear las 2 ha. “El aspecto fitosanitario es el que nos da acceso a los mercados. Nada saca una empresa con ser perfecta fitosanitariamente si el vecino no lo es. Entonces, a través de nuestro centro de innovación trabajamos mucho en ese aspecto”, anotó.

El camino delineado por Asocolflores sigue los principios de la organización cuando nació hace 65 años, con una visión empresarial, enfocada principalmente en el mercado internacional.  “Entre los factores de éxito de la floricultura está que las personas que iniciaron esto eran empresarios antes que agricultores, tenían una visión empresarial y conocían el mundo. El otro factor de éxito es que siempre ha habido competencia sana y se ha buscado poca intervención y dependencia del gobierno”, sostuvo.

– ¿Cuáles son las principales fortalezas de la floricultura colombiano?

– Diría que la principal fortaleza de Colombia es la diversidad de flores. Competidores como Ecuador, Kenia y Etiopía se han concentrado en rosas, nosotros podemos producir un 50% de rosas y el resto lo complementamos con otras especies comerciales. Tenemos unas 60 especies, alrededor de 1,400 variedades. Eso nos ha permitido desarrollar el negocio de los bouquet en EE UU, los arreglos que se hacen aquí y van listos a los supermercados. Los mercados también han cambiado, hoy en día en EE UU e Inglaterra los supermercados concentran el 60% de lo que compran los consumidores. El canal de floristerías se ha ido reduciendo, han tenido que entrar en la venta online.

Se requiere implementar más tecnología y apuntar a una agricultura de precisión en invernaderos.

– ¿Cuál es el nivel tecnológico estándar de la industria?

– Tenemos una agricultura muy moderna, comparada con otros productos del país. No me estoy comparando con Holanda, porque allí montar un invernadero puede costar entre US$2 a US$3 millones por ha. Estamos incursionando en nuevas opciones de tecnología y viendo cómo avanzamos hacia una agricultura de precisión. Hablo, por ejemplo, de utilizar redes meteorológicas para pronosticar plagas, anticiparse a los hechos. Mejorar la productividad es realmente un reto muy importante porque tenemos países competidores como Kenia y Etiopía, con un costo de mano de obra muy bajo. En Kenia dicen que pagan US$3 al día y en Etiopía US$1, a nosotros nos cuesta como US$13. El 50% de nuestros costos son mano de obra.

– Destaca en Colombia la producción de rosas, hortensias y crisantemos ¿prevé que esa tendencia seguirá en el mediano plazo o hay espacio para nuevas especies?

La exportación de flores como los crisantemos se vio impactada por el Covid-19, sin embargo, de enero a agosto del 2020 se lograron ventas por US$85,3 millones.

– Tenemos diversas especies.  Acá hay quien cultiva ranúnculo, godetias, hasta quien hizo alguna vez tulipanes. Acá se cultivan también alstroemerias, calas. Tenemos una gran variedad, pero al final depende de cada uno qué cultivar. Antes de la revaluación la gente cultivaba varias especies, hoy en día ha habido más enfoque, viendo cuáles son sus productos y canales más rentables. La rosa indudablemente es lo que más se vende, el clavel también es una fortaleza grande. Es una flor apetecible en Japón, por ejemplo. Una línea de negocio que queremos desarrollar hacia adelante es la hibridación, sacar nuevas variedades. Como saben, el producir variedades para vender a los floricultores es otro negocio, en esto están las casas europeas, americanas, pero aquí ya algunos han empezado a desarrollar este negocio. Nosotros queremos promover que Colombia se vuelva un centro de producción de variedades, tanto de compañías colombianas como extranjeras. En ese sentido hemos venido avanzando y al gobierno se le han pedido algunas normas para facilitar la importación de nuevas variedades que permitan hacer cruces. Esperamos que poco a poco se vaya fortaleciendo en el país.

– ¿Cómo se articula en Colombia la investigación para solucionar los problemas productivos de la industria de las flores?

– Estamos promoviendo que no solo se innove, sino que se implante una cultura de innovación. Nosotros no hacemos investigación, sino que adaptamos tecnología que ya existe y la promovemos. Aspectos de productividad, uso de sustratos y de redes meteorológicas, recomendaciones para combatir enfermedades. Quizás el proyecto más grande que se está desarrollando es contra botrytis y trips, dos de los principales problemas que tenemos. Lo que tenemos es un centro virtual, Ceniflores, donde subcontratamos proyectos. Otro de los retos es cómo hacer que en el país avance el control biológico, ese es un problema grande porque acá tenemos muchas reglas para importar insectos benéficos. Necesitamos promover el desarrollo de especies de insectos benéficos nativos.