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Julio 2020 | Arándanos Enfermedades

Bases de un manejo integrado y orgánico de botrytis en arándano

La “pudrición gris” (Botrytis cinerea) es un hongo en que la prevención es vital. Entre las medidas importantes están la elección de la variedad, el programa de aplicaciones en el periodo crítico de flor a fruto, la adecuada elección de los fungicidas tradicionales y alternativos no residuales, la calibración de los equipos de aplicación, el control de poscosecha. Aquí se repasa los alcances de la resistencia a botryticidas y advierte sobre la necesidad de resguardos especiales en plantaciones con coberturas. El artículo se refiere al manejo de la enfermedad en las condiciones de Chile, país de larga experiencia en Botrytis.

Marcela Esterio, Ingeniero Agrónomo Mg. Cs., profesora del Departamento de Sanidad Vegetal de la Universidad de Chile, señala que se ha generado un mayor conocimiento respecto de la epidemiología de Botrytis en arándano, de la composición genética del patógeno en las principales zonas productoras del cultivo en Chile y del nivel de sensibilidad de esas poblaciones a los botryticidas y, últimamente, la determinación de las mutaciones asociadas con la pérdida de sensibilidad genética a dos de los más importantes familias de fungicidas de acción botryticida en uso en uva de mesa. Con todo, reflexiona, siempre quedan aristas por resolver.

Marcela Esterio, Ingeniero Agrónomo Mg. Cs., profesora del Departamento de Sanidad Vegetal de la Universidad de Chile.

El control de Botrytis cinerea, causante de la pudrición gris, es siempre preventivo, subraya la fitopatóloga, porque resulta casi imposible erradicar un ataque declarado. El manejo se orienta a llevar al mínimo la presencia del inóculo, impidiendo la llegada de conidias a la planta, por una parte, y, por otra, si estas llegan, actuar sobre ellas para impedir que emitan el tubo germinativo y que infecten flores, frutos y otros tejidos de la planta como hojas o yemas (figura 1).

Además de la prevención, otro concepto relevante cuando se trata de diseñar los programas de control: “más no es mejor”; la selección del fungicida adecuado y una aplicación bien realizada, en el momento y secuencia oportunos, son todavía más importantes.

Uno de los desafíos que presenta el control de Botrytis en arándano, indica la especialista, es la escasez de moléculas de alta eficiencia permitidas para los mercados más exigentes. En el caso de China, por ejemplo, solo se encuentran registrados fenhexamid y captan, y condicionalmente otros fungicidas como azoxystrobin (5 ppm), boscalid (10 ppm), cyprodinil (10 ppm), fenbuconazole (0,5 ppm), fludioxonil (2 ppm) y pyraclostrobin (4 ppm). Sin embargo, no hay tolerancia fijada para ingredientes activos como iprodione y clorothalonil.

LA PREVENCIÓN EMPIEZA DESDE EL DISEÑO Y FORMACIÓN DEL HUERTO

La selección de la variedad puede ser un elemento muy relevante para enfrentar la Botrytis.

– Al momento de elegir una variedad –plantea Esterio–, los productores debieran tener en cuenta qué tan sensible es a la enfermedad, en las condiciones de la zona donde están plantando. Obviamente en una región muy lluviosa, variedades que son menos atacadas en zonas menos lluviosas pasan a ser susceptibles, por efecto del clima.

Una nutrición balanceada también es importante, en particular evitando los excesos y deficiencias de nitrógeno.

Por otra parte, el uso de coberturas plásticas ha ido ganando terreno, especialmente después de las heladas que afectaron a la fruticultura de la zona central en 2013. No obstante sus beneficios, la profesora de la U. de Chile indica que la cobertura favorece el desarrollo de Botrytis porque genera un ambiente de humedad más parejo y permanente, “es como una cámara húmeda de incubación para este y otros patógenos”. Al respecto, previene:

–Se debe tener cuidado con las estructuras de cobertura total, que pueden convertirse en un desastre: hay que preocuparse de la ventilación. Lo que necesita la Botrytis es una humedad relativa alta y contar con nutrientes, como los que encuentra en la superficie de la baya y el follaje.

Para prevenir la ocurrencia de problemas, además de una adecuada aireación, con estructuras que permitan ser abiertas o recogidas, agrega como factores el espacio entre y sobre las hileras (densidad de plantación) con el fin de facilitar la ventilación, y que la cobertura sea alta.

LA ELIMINACIÓN DEL INÓCULO EN POSCOSECHA OPTIMIZA LOS RESULTADOS

La fitopatóloga considera que una práctica determinante en la estrategia contra la enfermedad es la disminución del inóculo presente en el huerto antes de la floración. Una forma de optimizar los resultados se debería basar en aplicaciones de campo en postcosecha, con productos que ayuden a controlar no solamente Botrytis sino también otros patógenos.

–Se está haciendo en uva de mesa –comenta la entrevistada–, pero todavía no se ha realizado en arándano. En uva de mesa lo que se está evaluando es la aplicación en poscosecha en campo de fungicidas multisitio de amplio espectro de acción que, debido a la falta de registro o tolerancia a los residuos, no se aplican en los periodos de desarrollo activo de la planta. No obstante ello, creemos que sí sería posible incluirlos con mucho tiempo de anticipación al nuevo periodo de crecimiento; dos a tres aplicaciones a partir de una o dos semanas después de la cosecha. Fluazinam (2,6-dinitroanilina) y prochloraz (imidazol) por ejemplo, podrían ser importantes herramientas de alta eficiencia en este periodo. El primer estudio que realizamos en uva de mesa consideró 3 aplicaciones de fluazinam un mes después de cosecha, realizadas diferidamente cada una por 10 días, y fue interesante comprobar que las plantas tratadas presentaban restos de poda (sarmientos) y pecíolos con menor cantidad de esclerocios, y, aun más interesante, que el nivel de infección al inicio de la floración siguiente fue significativamente menor (figura 2). Por otro lado, estudios efectuados en el extranjero señalan que productos como prochloraz son altamente eficaces en el control in vitro de aislados resistentes a fenhexamid que presentan las mutaciones más agresivas (Amiri et al., 2014). Quizás aplicaciones de este tipo de molécula en poscosecha en campo podrían ser una importante medida para evitar la sobrevivencia de asilados resistentes a fenhexamid. Si la floración comienza con menos inóculo y una población más sensible, lo lógico es que se facilite obtener un mejor resultado.

Figura 2. Los esclerocios son la principal forma de sobrevivencia de Botrytis. Aplicaciones de productos multisitio de amplio espectro de acción en poscosecha en campo en uva de mesa en campo disminuyen la cantidad de esclerocios en sarmientos (restos de poda) y en peciolos.

Las alternativas biológicas, como formulados en base a aislados de Trichoderma sp., también son importantes en este periodo, pero deben aplicarse al suelo al menos unos 15 a 20 días después del fungicida, para que puedan colonizar el inóculo todavía existente.

Entre las medidas culturales importantes en la fase de receso del cultivo, se encuentra la eliminación de rastrojos y de restos de poda.

CÓMO ENFRENTAR EL PERIODO DE MÁXIMO RIESGO, DE FLORACIÓN A FRUTO

El arándano se caracteriza por presentar un periodo muy corto de floración a fruto, que no supera un mes y medio a dos meses. Además, el proceso resulta disperso, de manera que en una misma variedad siguen apareciendo nuevas flores cuando ya hay frutos formados, e incluso al estado de pintón. Si, producto de una aplicación defectuosa, algunas flores son afectadas por Botrytis, sus restos quedarán presentes como fuente de contaminación y aun cuando sea posible observar que han sido afectadas, su eliminación no es una práctica viable. Por otra parte, la Botrytis que penetró en la flor es capaz de quedar latente y activarse luego al llegar a envero (fruto pintón), con el aumento de los sólidos solubles. El Laboratorio de Fitopatología Frutal y Molecular de la Universidad de Chile llevó a cabo un estudio bajo condiciones controladas en el que se inoculó, en floración, Botrytis sensible y resistente a fenhexamid, marcada con el gen de la proteína fluorescente verde (GPF). Posteriormente pero todavía en floración, se efectuó una aplicación de dicho fungicida. Los aislados recuperados desde frutos provenientes de flores inoculadas con Botrytis resistente marcada con el GFP, presentaron al momento de cosecha la fluorescencia característica. Se pudo comprobar que la floración es uno de los periodos de infección más importantes en arándano. Otra fase crítica va desde que el fruto se pone pintón (momento que con la madurez el arándano se torna más sensible también a infecciones externas) hasta cosecha.

Las infecciones que no fueron controladas en floración tienen la capacidad de permanecer latentes hasta la cosecha y poscosecha, en donde se expresarán evidenciando los síntomas de pudrición. En arándano existen tres tipos de pérdidas asociadas a Botrytis: la primera, el atizonamiento de flores que no llegan a cuajar; la segunda, frutos con pudrición gris al momento de cosecha y que por razones obvias no son cosechados; la tercera, un costo adicional en el mercado de destino dado que fruta embalada aparentemente sana llega con pudrición y debe eliminarse mediante un reembalaje.

La especialista recomienda partir el programa con la molécula más eficiente para la población presente, como podría ser cyprodionil + fludioxonil, o fenhexamid siempre y cuando no exista resistencia. En fruto pintón, una aplicación de la mezcla pyraclostrobin + boscalid sería importante, porque aparte del efecto fungicida se obtiene el efecto fisiológico de pyraclostrobin evaluado y comprobado en uva de mesa y otras especies, que da un fruto más firme y ausencia de microfisuras, y por tanto un mejor comportamiento en poscosecha. En precosecha el posicionamiento de fenhexamid o de cyprodinil + fludioxonil dependerá del nivel de sensibilidad que tengan las poblaciones locales a fenhexamid. Entre las aplicaciones de las moléculas de alta eficiencia (cyprodinil + fludioxonil / fenhexamid / pyraclostrobin + boscalid) se debe ir intercalando moléculas alternativas no residuales, como productos basados en hidrogenocarbonato de potasio, Melaleuca alternifolia, Bacillus subtilis o Bacillus amyloliquefascens. El objetivo es mantener las plantas protegidas sin vacíos durante todo el periodo, empleando el mínimo de moléculas de alta eficiencia, de manera de tener la menor cantidad de residuos y que el programa sea ambientalmente sustentable.

Para ejemplificar, Esterio indica que una opción sería partir con cyprodionil + fludioxonil, seguido 7 a 10 días después, dependiendo de las condiciones, por Bacillus subtilis en dosis alta para proteger las flores que todavía no se encontraban abiertas en la primera aplicación. Luego el segundo fungicida de alta eficiencia y a continuación un extracto de planta como Melaleuca alternifolia o un extracto de cítricos, y en fruto pintón, como ya se ha indicado, la mezcla pyraclostrobin + boscalid. Al final en precosecha se podría utilizar fenhexamid, “el botryticida específico por excelencia”, o bien fenpirazamina si la fruta se destina a un mercado de destino donde esta molécula se encuentre registrada, o, si existen problemas de resistencia, terminar con una segunda aplicación de la mezcla cyprodinil + fludioxonil.

Además es importante tener en cuenta que la ocurrencia de fenómenos como el granizo provocan heridas en los frutos, a veces visibles o solo como microfisuras, puerta de ingreso para otros patógenos y que facilita aun más el ingreso de Botrytis. Este hongo no requiere de heridas para penetrar, pero si estas existen, gasta menos energía y el proceso de infección es más rápido. En tal caso, la aplicación de productos con efecto cicatrizante y secante, como Melaleuca alternifolia u otros similares, ayudan a detener los focos infectivos y son un buen complemento para los fungicidas de alta eficiencia.

Una variable clave para el éxito del programa es lograr una buena cobertura del fungicida:

–Suele usarse un volumen excesivo en la aplicación –testimonia la entrevistada–. Pasarse en los litros por hectárea provoca un chorreo que significa botar producto y se traduce muchas veces en una dilución de la dosis recomendada. Este es sin lugar a dudas uno de los principales problemas que afectan la eficacia de los programas de control. El volumen debe ajustarse a la canopia, la cantidad justa para que todo quede en su lugar. Un exceso inclusive puede dejar manchas con productos muy buenos que cuando se aplican bien no dejan ningún rastro observable en la fruta. Esto es como una carrera, en que para llegar a la meta la máquina debe estar revisada, con las boquillas ajustadas y en condiciones de lograr una adecuada cobertura del objetivo a tratar, lo cual no es difícil en el caso del arándano.

LAS BASES PARA EL MANEJO DE BOTRYTIS EN UN HUERTO ORGÁNICO

Un programa orgánico se puede hacer, indica Marcela Esterio, pero tiene un mayor costo. Y en este caso la importancia de disminuir el inóculo en poscosecha es aun mayor. Mantener una población baja del patógeno facilita el éxito de programas que incluyen productos alternativos no residuales como los productos biológicos y extractos de plantas que, aunque importantes, no muestran un impacto tan radical como los de síntesis.

–¿Con qué se reemplazan las aplicaciones de productos químicos en postcosecha en campo?

–Con formulados en base a Trichodermas, de preferencia, porque van a tener un mayor desarrollo que otras opciones. Después, continuar con Bacillus subtilis o B. amiloliquefaciens, en la dosis más alta recomendada por los fabricantes (ej.: Serenade ASO: 8 L/ha). Asimismo podría utilizarse sales inorgánicas como el hidrogenocarbonato de potasio, una buena alternativa que no deja residuos y también tiene un efecto secante. Además se dispone de los extractos de cítricos y de la planta Melaleuca alternifolia. También están finalizando o aún en proceso de registro muchas formulaciones basadas en extractos vegetales y activadores de defensas o de acción biofertilizante con un efecto sobre Botrytis, que pueden ser excelentes herramientas a considerar en los programas de control de producción orgánica de arándanos.

La académica advierte que el uso de los activadores de mecanismos de defensa no tiene efecto inmediato. Mientras algunos operan en forma relativamente rápida (48 horas), otros lo hacen 72 horas post-aplicación, y otros en cambio necesitan más tiempo para activar las defensas en la planta (7 o más días). Los informes meteorológicos, indica, ayudan a hacer estas aplicaciones en forma oportuna, pero siempre existe la posibilidad de variaciones respecto del pronóstico. Si el control de Botrytis es preventivo, como afirmaba al principio del artículo, “con los productos orgánicos naturales uno debe actuar aún más preventivamente”.

USO ADECUADO DE MOLÉCULAS DE ALTA EFICIENCIA EN ARÁNDANO PARA EVITAR RESISTENCIA

Marcela Esterio considera que un esfuerzo importante realizado junto al Comité de Arándanos de Chile y FDF fue la determinación del nivel de sensibilidad de Botrytis a los fungicidas de acción botryticida, con el fin de conocer cuáles podrían estar en una situación problemática. Las moléculas en las que se detectó ciertos niveles de pérdida de sensibilidad en arándano fueron boscalid y fenhexamid, pero solo en algunos de los predios analizados y en la mayoría de los casos se trató de una respuesta al uso inadecuado de estas moléculas.

–Basados en esos resultados preliminares –añade–, en una tesis de Magíster de la Facultad de Ciencias Agronómicas estudiamos un poco más respecto de la composición genética y comportamiento de estas poblaciones resistentes a boscalid, molécula que, al igual que la mayoría de las nuevas alternativas de alta eficiencia, pertenece al grupo de las carboxamidas.

La fitopatóloga relaciona el principio “más no es mejor”, indicado al principio del artículo, con el tema de la resistencia:

–Un productor que aplica todo lo que le dicen, y lo que no le dicen también lo aplica, no necesariamente va a tener un resultado exitoso. La presión de selección que se ejerce sobre la población de Botrytis puede resultar inclusive en un problema mayor, generando una resistencia del tipo multidroga, en que todos los productos que esté aplicando van a tener menor eficacia.

Para luchar contra la resistencia a fungicidas, la especialista estima fundamental la aplicación de fungicidas de poscosecha en campo, que bajen la carga de inóculo y que no sean los mismos que se emplean en el periodo de flor y fruto. Así se controlarán tanto a las cepas sensibles como a las resistentes, y habrá un margen mayor para “ablandar” el programa posterior, logrando un mayor efecto con las moléculas alternativas no residuales (extractos de plantas y biológicos), enfatiza.

En arándano no debiera haber resistencia, recalca la experta, porque no se necesita repetir ingredientes activos en la temporada, gracias al corto lapso que va de floración a fruto. Pero puede ocurrir, y la fitopatóloga ha podido observarlo, la repetición por el uso del producto con un ingrediente activo, por ejemplo boscalid, y luego otro que también lo incluye, en mezcla, por ejemplo pyraclostrobin + boscalid. Aun cuando las empresas fabricantes son muy cuidadosas en sus recomendaciones al respecto –aclara–, no pueden controlar el uso que hagan los productores.

Diversos laboratorios entregan el servicio de determinación de resistencias a partir de muestras de campo e inclusive pueden identificar las mutaciones predominantes, comenta la fitopatóloga, y es importante que los productores tengan ese tipo de apoyo. Sin embargo, lo más importante es la interpretación de los resultados. El conocimiento profesional resulta incluso más necesario para que los datos permitan resolver un problema y diseñar un programa óptimo de aplicación, dada la escasez de botryticidas de alta eficiencia con registro en los mercados de destino más atractivos para la exportación del arándano.

En relación al muestreo con el objetivo de conocer el nivel de infección potencial, Marcela Esterio considera que el momento clave para hacerlo corresponde a la cosecha. Con ello se sabrá si el programa de control que realizamos fue o no realmente el adecuado y también las características de la población de Botrytis que no fue controlada, una valiosa información para el diseño del programa de control de la siguiente temporada. El conocimiento del nivel de infección postfloración (muestreos de flor), indica si el programa que realizamos en flor era el adecuado, pero ya es un poco tarde y no se puede revertir las infecciones que ya ocurrieron en flor, que no van a ser controladas con las nuevas aplicaciones.